jueves, 1 de mayo de 2014

Máscaras de humor para envolver realidades

¿Cómo saber si un texto es serio o humorístico? ¿Qué sucede cuando ambas cosas se confunden? ¿Es posible crear textos de humor usando formatos serios?

Según diferentes estudios sobre semiótica, desde Goffman a Lakoff, podríamos deducir que un marco nos delimita una situación social en la cual un sujeto representa un papel. Una situación humorística se construye a través de diferentes marcos, un sujeto moviéndose de un marco a otro, de una situación seria a otra cómica dentro de un mismo marco aglutinador. Así se crean equívocos, dilemas, paradojas…..La cuestión viene por identificar y entender el marco.

Por ejemplo, en una agria polémica vivida en la prensa durante enero de 2011 a raíz de la “Ley 42/2010 de 30 de diciembre sobre medidas sanitarias frente al tabaco”. Tres periodistas, Francisco Rico, Arcadi Espada y Javier Cercas se enfrentaron mediante tres textos, de los cuales sacamos una conclusión: el problema de estos  artículos  es entender el marco en el que se está, sí estás en el marco adecuado coges la ironía y entiendes la broma, pero si no lo estás, pasa por un texto “serio” confundiendo el verdadero mensaje.



Otro ejemplo lo encontramos en la película “Bienvenido Mr Chance” dirigida por Hal Ashby en 1979, donde un elitista grupo de políticos y empresarios confunden a un inculto  jardinero por un gran estadista. Aquí nadie sabe en qué marco se encuentra cada cual, por lo que se producen situaciones realmente cómicas, al mismo tiempo que se hace una seria crítica de la clase política.

Desde que el periodismo es periodismo (Siglo XIX), el humor y la información “seria” han caminado de la mano. La censura en esta etapa era muy rígida pero también torpe. A través del humor, numerosos autores la eludían mediante le sátira y la ironía. O sea, hacían pasar un texto serio por uno humorístico y así ejercían la crítica. El mejor ejemplo es Larra.

Un texto también es una imagen que nos dice cosas. Y una caricatura cómica puede llegar a decirnos más que un texto “serio”. ¿Qué hay más serio que una guerra?, pues en España, la Gran Guerra se conto a través de caricaturas además de mediante  sesudos y combativos artículos periodísticos. Aquí Begará desde la revista “España” fue único.

En la actualidad ya no existe la censura como tal, pero sí numerosos interese creados por los medios, por lo tanto, el recurso del humor como arma critica vuelve a ser útil, con el fin de trasmitir una información “seria” y hacerla aparentemente inofensiva para los poderes facticos.


El humor, la sorna y la sátira sobre temas que requieren seriedad ha alcanzado un nivel insólito. El programa más visto del access prime time (la franja de televisión previa a las horas de máxima audiencia) es El Intermedio, un espacio que presume de contar “la verdad” a través de análisis alternativos sobre las noticias más destacadas del día. Todo ello bajo un tono sarcástico y humorístico que ameniza el relato. Le siguen programas como En el aire, presentado por Buenafuente y los comienzos de Salvados, de Jordi Évole, que hoy es referencia de periodismo entre los periodistas y, sin embargo, comenzó de graciosillo en las campañas electorales.

¿Qué sucede cuando la opinión pública asiste a un bombardeo humorístico de temas que, tratados con seriedad, no despiertan sonrisa alguna?
Lo más lógico es pensar que esos contenidos se dirigen a una audiencia madura que sabe encontrar la seriedad del asunto bajo el envoltorio gracioso. Es decir, nadie restaría importancia a un drama aunque éste sea retratado públicamente con humor.  Pero, ¿pueden darse otras consecuencias más sutiles?

Efectivamente la risa ayuda a tragar con la “dura realidad”. Los consumidores y productores de contenidos que hacen humor de asuntos serios pueden escudarse en que “no hacen daño a nadie y nos alegran el día”. Su argumento es discutible, especialmente porque no se le pregunta al desahuciado qué le parece si su desgracia sirve de chiste para dos millones de personas.
Pero además, si entendemos que en el mundo se cometen injusticias tales como hambrunas, casos de corrupción, “accidentes” laborales, ataques terroristas, invasiones de países, desastres ecológicos… hacer humor con ellos genera un efecto de pasividad entre quienes podrían poner o reclamar una solución: los ciudadanos de las sociedades democráticas, esas cuya base es (al menos en la teoría) la resolución de los problemas colectivamente.

Un exceso de humor a la hora de tratar determinados problemas sociales puede funcionar como una especie de “sedante” que al final despierta una carcajada entre millones de personas pero no les permite acumular rabia e iniciativa suficientes como para tratar de involucrarse en estas problemáticas.

Dirán contra esta teoría personal que los medios de comunicación sólo tienen la finalidad de hacer caja con las risas, que no buscan la implicación de nadie. Y esto entonces, ¿afecta a la calidad democrática de la sociedad?

Y a vosotros, ¿qué os parece?

AUTORES
Gabriel Arias
Javier Yagüe

BIBLIOGRAFÍA
"Notas y noticias sobre el marco". Jorge Lozano. Universidad Complutense de Madrid.

8 comentarios:

  1. Yo creo que todo depende del trato que reciba el oyente o espectador por parte del emisor. Si deja claro que el enunciado esta claramente emitido en un tono jocoso y no hay un trato estrictamente rigurosos de la noticia, no creo que llegue a haber ningún tipo de confusión.

    Aún así me gusta el camino que han tomado algunos medios como "El Jueves" o la revista "Mongolia" de cara a transmitir la realidad desde un punto de vista satírico, creo que puede ayudar al lector a comprenderlo más fácilmente, si bien en ocasiones se la juegan demasiado pudiendo resultar incómodo para ciertos sectores de la sociedad (ejem).

    Por último considero que puede resultar verosímil la idea de que algunos medios opten por realizar contenidos con un alto contenido humorístico debido a sus altos registros de audiencia, pues no olvidemos que los medios actualmente priorizan el beneficio económico a cualquier cosa.

    Yago Fernández Montes 2ºC

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  2. Efectivamente, la mayoría de programas de denuncia o reporterismo social (a excepción de Diario de..., Callejeros o 21 días) están preparados en clave de humor. La intención de esto, más que de crear un efecto paliativo, creo que es por motivos económicos. Este tipo de programas que, además de "mostrar la realidad" provocan carcajadas en el espectador se sitúan en prime time en las televisiones por varias temporadas. Sin embargo, esas excepciones que no intentan ser humorísticas sólo tuvieron su momento durante un par de temporadas, y ahora se han visto relegadas a otros horarios y días de menor audiencia.

    · Salvados comenzó, semanalmente, los domingos a las 22.00 y continúa, tras 6 años, en su misma franja.
    · Callejeros comenzó en prime time un jueves, y después pasó a emitirse los viernes a partir de las 23.00/24.00 horas. Actualmente no está en parrilla.
    · Diario de, como otros programas de investigación, ni siquiera tuvo opción al prime time y se emiten en horario de madrugada.

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  3. Mi sensación es que los porgrama satíricos de humor se focalizan en la crítica al poder y la burla a los poderosos. Resulta llamativo que hayan aparecido tantos medios humorísticos muy críticos en medio de la crisis.

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    Respuestas
    1. Aunque la crítica al Poder (y en general) siempre es buena, un exceso de la misma con falta de contexto puede generar actitudes antipolíticas e incluso antidemocráticas. Es lo de siempre: querer vender asuntos serios a un público cada vez mayor puede convertir en banal lo que se está tratando.

      No quiero que parezca que soy un amargado; yo me parto leyendo "la revista que sale los miércoles", pero frente al auge actual, cabe como poco la reflexión. Y porqué no, hablando de ella, la crítica.

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  4. El humor puede hacer más amenos los temas tratados, enganchando también a un público menos interesado en el tema del reportaje. Asimismo, la burla a los poderosos también gusta al espectador.

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  5. Considero bastante acertado el enfoque del artículo. El humor muchas veces ayuda a desviar la atención de temas que pueden ser rechazados o repelidos por la sociedad y al quitarle la seriedad que pueda tener, permite que sea aceptado o entendido mas fácilmente. De esta manera al utilizar el humor como una vía alterna para informar o criticar como muchas veces ocurre (Mongolia) es importante que el enfoque humorístico quede claro de antemano, pues como ocurrió en el caso del periodista Francisco Rico, si no eres un seguidor suyo o no conoces un poco su trayectoria o expresión es difícil que captes el tono irónico en primera instancia. Así mismo, hay casos excepcionales como creo que es el caso de Larra en el que por más de que no se conozca el contexto, sus ironías son reflejadas sin mucha duda. Puede ser cuestión de expresión o de experiencia, el hecho es que algunos cuentan con el privilegio de que se les entienda sin mayor esfuerzo. Aún así, aunque el humor convierte el ambiente un poco mas agradable a la hora de tratar temas serios, no se puede mezclar la información con el entretenimiento en exceso, como suele hacerse actualmente.


    Manuela Duque Cano 2H

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