domingo, 4 de mayo de 2014

Publicidad, publicidad y 3000 veces publicidad.

3000 es, aproximadamente, el número de impactos publicitarios que recibimos al día según la revista Muy Interesante. Entre todos los españoles vimos 8,6 millones de anuncios en 2011 solo en televisión. 2.237 son los millones de euros que ese año se invirtieron en publicidad televisiva. Más los 1815,3 millones de 2012, según el Estudio InfoAdex de la inversión publicitaria en España.

 Podríamos seguir aportando datos sobre el impacto de la publicidad en la televisión hasta saciar el apetito de una manada de economistas y sociólogos aburridos. Pero quizás sea más sencillo hacer el esfuerzo de encender la tele y ver cómo, desde el sofá de nuestro salón, somos vapuleados por decenas de anuncios. Ya no solo en los cortes publicitarios, sino que durante la propia emisión de los programas el presentador se levanta y, como hacen los buenos amigos, te recomienda el seguro de coche más barato del mercado, algo que es de agradecer según está la economía.

Publicidad pasiva en el programa "Sálvame"
 Un ejemplo perfecto para apreciar este fenómeno televisivo es un programa, cuyo nombre no recuerdo ahora mismo, presentado por Jorge Javier Vázquez junto a un grupo de profesionales que, al contrario de lo que puede parecer por la efusividad con la que gritan y gesticulan, no hay informaciones que les relacionen con ningún grupo hooligan del norte de Londres. En este espacio de la programación de Telecinco son innumerables las ocasiones en las que se interrumpe el contenido que se está tratando para anunciar desde jamones de pata negra hasta tarifas de móvil o los confortables colchones Lo Monaco de visco látex natura, a lo que también hay que sumarle las secciones patrocinadas y los anuncios pasivos que van desfilando por nuestra pantalla (todo esto me lo contó el primo de un amigo que tenía un amigo que veía el programa, porque yo no lo he visto nunca)

No obstante, que este tipo de programas dirigidos al entretenimiento incluyan estos reclamos no supone problema alguno más allá de lo molestos que pueden llegar a resultar. El verdadero problema llega cuando estas interrupciones publicitarias se meten dentro de formatos más informativos que basan su valía en el rigor y la veracidad. Si el presentador de los informativos introduce una noticia que perjudica a una empresa y después nos recomienda el producto de la marca rival, estamos perdiendo el cimiento más importante del periodismo: la credibilidad.

 El hecho de anunciar productos en medio de un telediario empezó a ser costumbre en las cadenas de nuestro país, por lo que se tomó la acertada decisión por parte del Estado de poner en marcha la Ley General de Comunicación el 7 de enero de 2012 estableciendo que las cadenas "tienen el derecho a que sus programas sean patrocinados, excepto los programas de contenido informativo de actualidad". Es decir, todos aquellos programas de noticas, de investigación, informativos o reportajes sobre las noticias políticas o económicas de actualidad.

Pero si algo nos caracteriza a los españoles es la famosa picardía que puso de moda allá por el siglo XVI Lázaro de Tormes. Así que ante la imposibilidad de introducir anuncios en medio de las noticias relacionadas con política y economía, las cadenas generalistas deciden meter toda la carga publicitaria en la sección de los deportes y del tiempo, evitando así perder la oportunidad de sacarle todo el provecho posible a estas franjas horarias tan cotizadas.

 ¿Qué supone esto? Pues que la pérdida de credibilidad sigue estando latente, solo que ahora la promoción primavera-verano de El Corte Inglés la anuncia el señor/a que da la información meteorológica y no él que da las noticias principales. Por ello, la ley de la que hablamos anteriormente no fue del todo efectiva, aunque dentro de lo que cabe, remedió en cierta medida la situación.

 La ley, aparte de todo lo ya comentado, supuso un cambio radical en la sección de deportes en la mayoría de los canales. En esta apartado, en los últimos años se han quitado el traje de cierta seriedad que exige la profesión periodística para ponerse las chanclas y cargarse la toalla al hombro, haciendo de estos espacios puro entretenimiento. Y aunque es cierto que el deporte en gran medida es entretenimiento, no se puede dejar de lado el rigor en un telediario. Este cambio sustancial en la sección de deportes ha hecho que la competitividad sea cada vez mayor y que cada vez cueste más dinero meter un anuncio en este momento del día (hasta 20.000 euros si el presentador habla del producto). Y no es para menos, pues los platós de los informativos se han convertido en auténticos escaparates decorados de pantallas colosales.

Comparativa del plató del telediario de Antena3 en 2001 y 2013


Aún con todo esto, que este cúmulo de argumentos negativos no nos nuble la vista, la publicidad es necesaria. Elemento fundamental para que el periodismo siga vivo, ya sea en la televisión, en la radio, en el periódico o en internet. Sin publicidad se moriría el modelo de la televisión en abierto tal y como lo conocemos hoy, pero es necesario saber diferenciar qué momento es apropiado para un anuncio y cuál no. Y no creemos que las noticias (supuestamente imparciales) sean esa ocasión oportuna para introducir un reclamo publicitario.

Publicidad de Puleva en la serie "Los Serrano".
La televisión consta de muchos otros espacios que se pueden aprovechar para colarnos la marca de un producto sin que ni siquiera nos cause una molestia, hablamos de las series y las películas. Pues ¿qué buena familia española tiene el atrevimiento de no desayunar leche Puleva como lo hacían los Serrano? ¿O a quién no le entran ganas de tomarse una CocaCola después de ver a Tony Soprano bebiéndose una en su chalet de New Jersey? Y si por desgracia, un día tienes la mala fortuna de despertarte del coma y verte envuelto en un apocalipsis zombi, ten por seguro que una refrescante Pepsi no te va a faltar nunca, o por lo menos eso es lo que nos enseñan en 28 días después.

En conclusión, la publicidad es el combustible que mueve el motor de todo medio de comunicación y por lo tanto es necesaria, pero siempre y cuando se utilice en un espacio óptimo para ello. La publicidad se tiene que adaptar al formato televisivo, nunca al revés.



 Fuentes: 
Fernández Vázquez, Jessica, y Feijóo Fernández, Beatriz. "La inclusión de publicidad en informativos: el caso de deportes cuatro."  (2012): 141-150. 

  ¿Tienden a mezclarse la publicidad y la información? ¿Cómo se insertan las marcas en la ficción o la información? ¿Qué problemas plantean? ¿Es ético que los informadores anuncien productos? ¿Está bien que haya anuncios en los informativos? ¿Qué problema plantea el patrocinio de programas y eventos?

José Pablo Contreras Darriba
Raúl Jorge Rodríguez                                                 2ºC

4 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con vuestro artículo, en mi opinión ahora mismo hay un abuso en la publicidad televisiva, además de los largos minutos de anuncios que hay en las cadenas, también la publicidad está presente por una parte en las series mostrando marcas en el desarrollo de la misma etcétera y por otra los actores hacen anuncios en el escenario done se desarrolla la misma. Se aprovecha de que son personajes seguidos y por el simple hecho de que es una persona de tu serie favorita por ejemplo habrá mucha gente que consuma el producto que anuncia solo por eso.

    Por otro lado están las noticias lo cual es aún más grave, ya que no tiene cavidad para la publicidad, tan pronto el presentador está hablando de un altercado entre los ultras de dos equipos de fútbol como anunciando una maquinilla que es genial para el afeitado, no es serio.

    La publicidad a mi juicio tendría que tener menos poder, aunque para los medios es una fuente importante de beneficios están sobrepasando los límites.

    Almudena López Morales
    2ºH

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  2. Quería felicitaros por haber hecho una entrada tan ligera y amena. De las mejores que he leído por aquí.

    Mentiéndonos en faena, estoy totalmente de acuerdo con lo que habéis comentado. El tema de los telediarios es el que más me molesta, precisamente por lo que apuntáis: ¿Cómo vas a dar credibilidad a una noticia si está "patrocinada" por Coca-Cola (por poner un ejemplo)?

    Entiendo la necesidad de dar espacios a la publicidad para la propia supervivencia del medio, pero ¿a cualquier precio? ¿Qué alimenta más a la cadena: la credibilidad o la publicidad?

    En mi caso particular han conseguido que lleve desde navidades (por las campanadas) sin ver la televisión. Me niego a darles audiencia, llamádme rebelde.

    Reitero otra vez mis felicitaciones, chicos. Buen tema y genial planteamiento ;)

    Yaiza Ramírez Becerra
    2ºC Periodismo

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  3. La entrada tiene una interesante reflexión de fondo, pero me gustaría señalar un par de errores: primero, Muy interesante NO ES UNA FUENTE FIABLE para hablar de publicidad en un blog académico. Hay mil fuentes más rigurosas, profesionales y cadémica. Segundo, no se puede mencionar un porgrama y decir "cuyo título no recuerdo". Eso dice mucho del nivel de trabajo e intensidad. Yo, cuando no me acuerdo de algo, busco el dato. Es lo menos que se espera de un informador

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    1. En lo de la fuente estamos de acuerdo, aunque al haber utilizado otras fuentes bastante fiables, creíamos que no sería un error señalar un dato que no fuese de origen académico, ya que ese aporte en concreto nos parecía bastante atractivo para comenzar el post y enganchar un poco al lector. Pero si es un fallo lo tendremos en cuenta y evitaremos ese tipo de fuentes a partir de ahora.

      Respecto al "cuyo nombre no recuerdo", simplemente era una especie de crítica. Ya que cuando hablas sobre este programa (Sálvame) con el resto de personas, parece que nadie lo conoce y que nadie lo ve pero paradójicamente siempre registra las mayores cuotas de audiencia de su franja horaria.

      Realmente, sí sabemos cómo se llama el programa (en el pie de foto se demuestra) y creíamos que los que ibais a leer la entrada también sabríais a qué programa nos referíamos solo con ver el nombre del presentador, la foto y el pie de foto, sin necesidad de que lo escribiésemos. Fallo nuestro.

      En definitiva, queríamos hacer el post lo más entretenido posible tomándonos ciertas licencias pero sin dejar de aportar datos, fuentes y reflexiones serias.

      Con todo esto queremos decir que estos errores no se deben a que el nivel de trabajo e intensidad fuesen bajos, porque no lo han sido, simplemente que hemos querido que los compañeros no se aburrieran leyendo el post y quizás nos hemos tomado más licencias de las permitidas en este espacio. Por ello, una vez más recalcar que no se debe a falta de trabajo y que tendremos en cuenta los errores para próximas ocasiones.

      Un saludo.

      José Pablo Contreras Darriba.
      Raúl Jorge Rodríguez 2ºC

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