Todos los días nos
vemos expuestos a una gran cantidad de ideas, en los medios, en la calle, en
clases, en cada conversación…Esto
significa que recibimos demasiada información
y muy distinta, por tanto, cada día, nos vemos forzados a elegir y como
consecuencia a ir formándonos una opinión sobre cada tema.
Entonces la
pregunta es, ¿qué es lo que nos hace elegir una u otra postura? ¿Nos dejamos
llevar por los sentimientos, por las circunstancias personales, por la razón de
los argumentos…? Cada persona es un mundo y cada una reacciona diferente a los
estímulos, la diferencia la marca el emisor que nos intenta influir, y para
ello se vale de varias herramientas.
Las que vamos a
destacar a grandes rasgos en este artículo son dos. La argumentación y la
imagen o comunicación no verbal.
Schopenhauer y "el arte de tener la razón"
Cuando hablamos de
argumentación nos referimos al estudio del diálogo, la conversación y la
persuasión con el fin de exponer ideas y en el caso de la persuasión convencer
a los receptores de ellas. Para ello
existen múltiples instrumentos como la retórica o la dialéctica que deben
utilizarse de manera ética. Esto es que las preposiciones argumentativas deben
ser verdaderas y no arbitrarias.
Además consideramos
que deben seguirse unas normas. Como no crear impedimentos para que el otro
pueda expresar su opinión y ser capaz de defender una opinión ya expresada para evitar el
oportunismo. También hay que tener en
cuenta que al contra argumentar no se debe desviar el discurso, se tiene que
seguir la tesis principal que debe ser expuesta, así como los argumentos,
de manera clara y precisa.
Esta es la manera
correcta de llevar un debate o una discusión, pero la realidad es que al final,
todos perseguimos alcanzar nuestros
fines aunque los métodos puedan ser cuestionables.
Así lo recoge
Schopenhauer en su tratado El arte de tener la razón:
“Los ardides que se
emplean por tener razón son innumerables y variados, en muchos casos tan
regularmente repetitivos que se convirtieron para mí en tema personal de
reflexión que se orientó en su aspecto formal al ver que, por muy distintos que
fueran los temas de discusión o las personas, las mismas manipulaciones, los
mismos ardides se repetían y podían claramente identificarse.”
A partir de esa
reflexión Schopenhauer redacta una serie
de reglas o consejos entre divertidos y maliciosos para tener siempre la razón
o “llevársela para siempre.” Por ejemplo,
caricaturizar la afirmación del contrincante para invalidarla, también otro
habla de inventar premisas para salir
del paso cuando no se te ocurre otra cosa...
Otras estratagemas
que propone son encolerizar al otro para dejarlo vulnerable o la utilización de
argumentos ad homine , es decir, lanzar una pregunta personal que venga al hilo
para descentrar al adversario , “¿por qué no te ahorcas tú?”
En resumen, el
autor hace una reflexión sobre la validez de las ideas y su verdad objetiva
contrapuesta con la opinión que suscitan al público. "la dialéctica erística es
el arte de discutir, pero discutir de tal manera que se tenga razón tanto
lícita como ilícitamente.” Deja de lado la verdad y apuesta por el impulso
humano de querer ganar frente a un público, a costa, a veces, de esa misma verdad
objetiva.
Esto por desgracia, es una constante en platós de televisión. El debate, que ponemos a continuación, sobre la despenalización de la marihuana es un buen ejemplo:
Como vemos Claudio
Izaguirre criminaliza a Sebastián Basalo
llamándolo “traficante” para desvirtuarlo de la razón y además esto
también puede ser considerado como un intento de provocación y de desviar la
atención. Sebastián contraataca trangiversando la opinión del otro diciendo que
si apoya la ley vigente está apoyando la venta minorista de marihuana. Un
descalabro al que Claudio responde
montando en cólera. Y así es cómo el participante
a favor de la despenalización de la marihuana gana el debate, no por el valor
de sus argumentos si no por pura dialéctica erística.
¿Qué papel juega la
argumentación en el ámbito político actual?
No cabe duda de que
el contexto es fundamental: como toda forma de comunicación, la argumentación
requiere un contexto. Además, la misma cosa dicha por personas distintas tiene
un valor diferente. Así, se supone que una persona famosa – con buena
reputación – es más influyente que un anónimo. La autoridad – sea espiritual,
institucional, mental, moral… - es a menudo un factor determinante.
Por otra parte,
conviene notar que la política moderna está marcada sobre todo por el valor de
la imagen. Por ejemplo, para la prensa, la oposición diplomática entre Barack
Obama y Vladimir Putin es, antes que nada, una confrontación de imágenes. Según
la periodista francesa Béatrica Toulon, lo que más llama la atención del
público es la oposición de carismas: por un lado, la “imagen cool” del
presidente americano y, por otro, la “imagen marcial” de su homólogo ruso.
En la charla TED,
titulada “El lenguaje corporal moldea nuestra identidad”, que ofreció en 2012,
la socióloga y psicóloga estadounidense Amy Cudy subrayó la importancia de las
“expresiones no verbales”.
Amy Cudy hiso
referencia en Alex Todorov, del Departamento de Psicología de la Universidad de
Princeton, que investigó este fenómeno. Les mostró a personas voluntarias fotos
– en pares. No había más información y los voluntarios no sabían que las
fotografías eran de candidatos al Senado y el Congreso estadounidenses. La gente tenía que calificar las personas de
las fotografías según el supuesto “nivel de competencia que reflejaban sus
rostros.”
Luego, Alex Todorov
comparó las preferencias de los participantes en la experiencia con los
resultados en las elecciones reales. Se enteró de que “coincidían en más de un
70%”. “Esto significa que con un rápido vistazo a dos fotos, se tiene una gran
oportunidad de predecir quién va a ganar las elecciones”, explicó.
Cuando una persona
da una mala imagen, sus argumentos no importan. Todo el mundo sólo se acuerda
del lenguaje corporal negativo. En cambio, cuando una persona da una buena
imagen, el alcance de sus argumentos es optimó.
El "lenguaje corporal" de Kennedy y Nixon
Un ejemplo perfecto
de esta situación fue la oposición entre Nixon y Kennedy, en 1960. Se trata del
primer debate televisado de la historia. Tras este evento, el candidato
republicano perdió la elecciones.
Por una parte,
Kennedy va bien vestido. Lleva un traje negro perfectamente cortado que resalta
con el fondo. Por otra, el traje gris de Nixon se confunde con el decorado y le
queda grande.
“JFK” expone sus
argumentos con calma y claridad. Es naturalmente fotogénico y además está bien
preparado. Mira a la cámara – o sea al público –, al moderador y a Nixon. En
cambio, su rival mira hacia el techo y sonríe mecánicamente a la cámara.
“Nixon
sudando”, (fuente: Associated Press)
El candidato
demócrata está cómodo, mientras que su adversario está sudando muchísimo y
parece enfermo.
Es interesante notar
que la mayoría que vieron el debate en la tele pensaron que Kennedy había
salido vencedor, mientras que los oyentes de radio creyeron que Nixon había
ganado.
Es cierto que el
lenguaje corporal no es autosuficiente. Si una persona propone argumentos demasiado
superficiales, no tendrá éxito.
La fórmula del éxito
Podemos decir que
la fórmula del éxito sería un buen lenguaje corporal con unos argumentos
creíbles. Fue la fórmula adoptada, entre otros, por el presidente americano
Ronald Reagan. Aunque no tenía
experiencia política y cambió de partido durante su vida, el ex actor es
recordado como el “Gran Comunicador” por su capacidad para recitar de memoria
en público los pocos argumentos elaborados por sus consejeros en comunicación.
Fuentes:
Libro(s):
Schopenhauer, A., El arte de tener la razón. Expuesto en 38
estratagemas, Madrid, Edaf, 2011, 144pág.
Artículo(s):
Todorov, A. & Willis,
J., “First impressions: making up your
mind after a 100-ms exposure to a face.”, Princeton University, 2006.
Toulon, B., “Obama/Poutine,
la bataille de l’image: charisme cool contre charisme martial”, Atlantico.fr,
18/04/2014.
“The Nixon-Kennedy
debates”, History Channel Staff, History.com, 2010.
“Schopenhauer: ¿Por
qué no te ahorcas tú?”, Filosofiaho.es, 2011.
Webgrafía:
Cuddy, A., “Your
body language shapes who you are”, charla TED, 2012.
"Sebsatian Basalo y Claudio Izaguirre invitados a las piñas en el programa de Rozín", C5N, 2011.
Fotografías:
The Associated Press.
me gusta sobre todo la primera parte, aunque la retórica clásica estudia más las formas de trabajar el lenguaje para convencer, de forma menos agresiva que Schopenhauer.
ResponderEliminarUna discordancia sobre el experimento de Todorov: cuando lo haya hecho mil veces con los mismos resultados, entonces será algio más concluyente. NO se puede descartar que haya sido la casualidad lo que hace que los resultados del experimento y de las elecciones encajen.