jueves, 10 de abril de 2014

“Si se guarda en un pequeño recipiente, el pez permanecerá pequeño”

¿Qué papel juegan las metáforas en la creatividad? ¿Cuáles tienden a repetirse? ¿Cambian las metáforas al cambiar los temas y objetos a los que se refieren? ¿Qué implicaciones sociales tiene el uso reiterado de ciertas metáforas?


Aristóteles afirmaba en Poética, que “la metáfora consiste en trasladar a una cosa un nombre que designe otra, en una traslación de género a especie, o de especie a género, o según una analogía”, ya que fusión de esta, se forma la metáfora. A día de hoy, la Real Academia Española define metáfora como “tropo que consiste en trasladar el sentido recto de las voces a otro figurado, en virtud de una comparación tácita” o “aplicación de una palabra o de una expresión a un objeto o a un concepto, al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparación (con otro objeto o concepto) y facilitar su comprensión”.

Las metáforas conceptuales no son arbitrarias ya que su aparición responde a varias causas. Según la literatura, la principal motivación de una metáfora conceptual puede residir en su base experiencial o en la percepción que hacemos de un parecido entre los dominios. El lenguaje nos sugiere que muchos de nuestros conceptos más básicos se conceptualizan metafóricamente. Por ejemplo, es muy difícil hablar de las causas, los estados, las acciones, el tiempo, las ideas o la vida sin usar lenguaje metafórico (“responder” a una causa, estar “en” un estado, “llegar a” hacer algo, “ganar” tiempo, “sacar” ideas de algo, “pasar por” la vida...).
 Las expresiones pueden ser de carácter creativo (el tiempo que pasas conmigo está muy devaluado) o convencional (ahorrar tiempo), pero incluso si son muy convencionales, no dejan de ser metafóricas. La prueba está en que nuevas expresiones se acuñan constantemente que hacen uso de los mismos mecanismos conceptuales (“residir” en un estado permanente de tristeza, “desenterrar” ideas, “navegar” por la vida).
Se puede afirmar que la fuente y origen de nuestra actividad racional es el trabajo creativo, activo, de nuestra imaginación, esto implica que la creatividad se puede educar y desarrollar, no es cuestión de genialidad sino de disciplina, educación y trabajo, por lo que el uso metafórico del lenguaje posee además de la función estética y cognitiva, un poder persuasivo, expresivo y epistémico, puesto que, por un lado, supone inteligencia, ingenio y sensibilidad para asociar situaciones diversas, y por otro, a veces, obedece a la necesidad de explicar atributos abstractos o difíciles de describir. Las metáforas ponen a prueba nuestra creatividad, bien sea para entenderlas, o para hacer que nos entiendan, sin la creatividad las metáforas no podrían desarrollarse.

En la actualidad, todos los discursos se conforman de metáforas, de las cuales, ni hablante ni oyente -escritor o lector, presentador o telespectador- se percata de ellas. Estos recursos estructuran la lógica interna y los contenidos de los discursos. Así pues, la metáfora, además de un recurso expresivo, es una forma de crear cierto conocimiento, ya que somos capaces de conocer un ámbito del cual no sabíamos nada mediante los conocimientos que tenemos de otro ámbito. Mediante esta conclusión, la metáfora, permitirá distinguir lo que una sociedad da por sabido y lo que para esa misma sociedad es una incógnita. Por ejemplo un niño que ve por primera vez un avión volando en el cielo y se le explica que es como un pájaro con motor un automóvil que vuela, esto le permite comprender lo desconocido a través de lo conocido.
Dentro de la metáfora, destaca el signo, ya que muchas veces se parte de este para crear la analogía en la que se basa la metáfora. Pasa esto con los olores. Cuando intentamos pensar conceptualmente en un olor, primero aparece en nuestra mente una imagen o sensación que nos recuerda a ese olor, y más tarde, aparecerán las sensaciones que ese olor nos provoca. Por ejemplo, al pensar en el olor del incienso, pensamos al instante en una iglesia.

Existen muchas metáforas que se repiten constantemente, y son tan parte de nuestra vida cotidiana que incluso las utilizamos automáticamente; pero existe una clasificación. Primero tenemos las metáforas orientacionales, que sistematizan una red global de conceptos en relación con otros y nacen de nuestra interacción con el mundo físico. Algunos ejemplos serian: “estatus alto”, “cuesta abajo”, “alta fidelidad”, “levantar el ánimo”, “tener un bajón”, “amanecer con el pie izquierdo”... Las metáforas ontológicas son las que categorizan un fenómeno de forma peculiar mediante su consideración como entidad, sustancia o individuo,  para tornar sus rasgos constitutivos más concretos y tangibles;  por ejemplo: “no cabe en la cabeza de nadie”, “tener algo en mente”, “el cerebro humano es un recipiente”... Las metáforas estructurales son aquellas que organizan una actividad o noción en términos de otra. Se parte de una metáfora central y se generan nuevas para explicar aspectos parciales, pero que son consistentes con la metáfora central,  por ejemplo: “se puede perder el hilo”, “este argumento está bien tramado”, “se atan cabos”, “el cuento tiene un nudo y un desenlace”... Por otro lado, podemos hablar de metáforas vivas y metáforas muertas. Las metáforas vivas, no ocultan en ningún momento la analogía que las hace posibles. Por su lado, las metáforas muertas aparecerían ya como conceptos definidos, y no como metáforas como tal, se olvida la analogía inicial.
Desde otra perspectiva también existen las metáforas que contemplan el tipo de analogía entre el elemento de origen y de destino. Se distinguen cuatro variedades:
  • Entre seres animados: “esa mujer es una zorra”, “ese hombre es un perro”.
  • Entre cosas inanimadas: “la cumbre del poder”, “la nave del estado”.
  • De lo inanimado a lo animado: “la familia es el pilar de la sociedad”.
  • De lo animado a lo inanimado: “el gusanillo de la conciencia”.


La película “Big Fish” (2003, Tim Burton) maneja múltiples elementos simbólicos, como la metáfora, con el objetivo de establecer una crítica constructiva ante la perspectiva que adoptan las personas sobre sus futuros y sus sueños. En el vídeo se explica un poco la metáfora del pez dentro de la pecera o nadando en el río. Esta película está altamente cargada de metáforas, y muchas de ellas relacionadas con peces, pero lo siguiente es sólo un análisis del pez con respecto a su entorno y la metáfora que hay en esta analogía. 


Alejandra Ameliach Hernández
Silvia Zapater Moreno

2 comentarios:

  1. Muy buen post. Riguroso, informado, bien escrito

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  2. Es curiosos descubrir cómo una película que concibes como ficción pueda tener en el fondo un contexto más profundo. Haber incluido en el vídeo primero las escenas y luego la explicación de la metáfora lo ha hecho mucho más fácil de entender y asimilar. El texto está muy bien redactado y explicado.

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