Para establecer un límite entre lo público y lo privado, podríamos remontarnos al artículo 18 de la
Constitución de 1978. El cual establece, que se debe garantizar el derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar y a la propia imagen. A pesar de ello, en muchas ocasiones cuesta
identificar cuando se está invadiendo la intimidad de una persona.
Sin embargo, podríamos decir que los límites los debería marcar uno mismo.
Hoy en día con las redes sociales como Facebook o Twitter
la privacidad apenas existe, la gente comenta su día a día y cuelga
fotos, a veces comprometidas. Los blogs también se han convertido
en diarios para muchas personas, algunas anónimas, que cuentan
con detalle el transcurso de su día
Por lo tanto, cuando una persona siente que están atacando a su propia imagen, sacando a la
luz contenidos de su vida privada sin su consentimiento, que aparentemente no tienen ningún fin
más que generar cotilleo, se podría decir que se está invadiendo su intimidad.
Un ejemplo para explicar este sobrepaso de la línea que separa lo privado de lo público, sería el
reciente escándalo acerca del “lío de faldas” protagonizado por el presidente de la república
francesa François Hollande. El cual comenzó con la publicación de la revista Closer, de una
portada en la que hablaba sobre una supuesta relación extra-matrimonial de Hollande con la actriz
Julie Gayet. Esto ha originado numerosos debates, acerca de si la revista que publicó dicha
información, tenía derecho a entrometerse en la vida privada de un ciudadano aun tratándose del
presidente francés. Por lo que podríamos preguntarnos: ¿Hasta qué punto es importante para los
ciudadanos, saber la relación extra-matrimonial de un presidente?
Julie Gayet y François Hollande
Por otro lado, y haciendo referencia al tema de cómo actuamos cuando nos sentimos espiados,
podría decirse que esa sensación de sentirnos espiados, hace cambiar nuestro ritmo de vida
habitual, y optaremos por comunicarnos de distinta manera. Por ejemplo, si sabemos que
nuestras conversaciones telefónicas que mantenemos con alguien, podrían estar siendo
escuchadas y nos podrían ocasionar problemas, preferiremos comunicarnos en persona.
Por último, otro ejemplo de abuso a la privacidad y caso de espionaje fue la famosa conversación
entre la líder del PP catalán y la ex pareja de Jordi Pujol hijo.
" El PSC habría espiado en julio de 2010 a Alicia Sánchez- Camacho, líder del PP catalán, y a la ex pareja sentimental de Jordi Pujol Ferrusola, durante un encuentro que mantuvieron las dos en un restaurante del centro de Barcelona. En ese encuentro, María Victoria Álvarez Martín le contó a la diputa autonómica y senadora la supuesta trama de blanqueo de dinero que el hijo mayor del que fuera presidente de la Generalidad durante 23 años llevaba entre manos". ( Fuente: La Voz de Barcelona 11/02/2013)
Dos años después Sánchez Camacho denuncio este hecho ilegal de espionaje hacia su
personaje violando su derecho a la privacidad.
Este ejemplo abriría un debate pues bien es cierto que espiar conversaciones ajenas es ilegal
pero, ¿y si estas favorecen el conocimiento de casos ilegales aún mayores que el espionaje de
una conversación que implican a todos los ciudadanos? ¿La privacidad de una persona está por
encima del derecho de información de los ciudadanos? La información " no sana" muchas veces
nos desvela casos aún más "enfermos" que comprometen no sólo a una persona si no a un grupo
implicado. En el caso anteriormente citado, la conversación grabada ente las dos mujeres sirvió
para destapar un caso de corrupción que posiblemente sin este medio no se habría descubierto.
Alicia Sánchez-Camacho y la ex novia de Jordi Pujol.
A continuación, se muestra un enlace al vídeo donde se puede escuchar la conversación mantenida por ambas mujeres.
http://www.youtube.com/watch?v=P7OcB_QESH0
Publicado por: Mireya Belmonte y Miriam Benavides.
En línea con lo que se explica en esta entrada, es cierto que actualmente nuestra vida privada se ha convertido en una especie de escaparate en el que todo el mundo ve y opina.
ResponderEliminarLa era virtual y, en consecuencia, las redes sociales, están rompiendo la barrera que existe entre lo privado y lo público. Pero, realmente, ¿hoy en día qué es íntimo y qué se puede conocer? El usuario es quien decide si desea compartir una imagen o narrar donde le apetezca lo que ha realizado durante su día, sin embargo, ¿qué pasa cuando hay alguien que sube una fotografía que a ti no te interesa que se publique? ¿Están violando, entonces, lo que llamamos "privacidad"?
Bajo mi juicio, considero que las redes sociales, las más populares en este caso como Facebook y Twitter, han ocasionado más desventajas para la sociedad de las que pretenden. Su función debería ceñirse a brindar una nueva forma de comunicación entre individuos sin llegar a traspasar fronteras como los casos de personas anónimas o personas que suplantan la identidad de otras.
Internet ofrece la oportunidad de poder comunicarte con personas que se sitúan quizás en la otra parte del mundo, de forma gratuita y en tiempo real. Y es esta última característica la que no observo en el texto. El tiempo real, la inmediatez de la información con las redes sociales es lo que ha permitido también fracturar la privacidad de los usuarios ya que ahora, se puede conocer la noticia en el mismo momento en que acontece. Es decir, si Hollande le ha sido infiel a su mujer se puede enterar su esposa al instante. Y realizo otra pregunta, en este ejemplo, ¿su esposa agradece a los medios por enterarse del adulterio cometido por su marido, o prefería vivir en la ignorancia? Hay cosas que si no queremos que nadie lo sepa, y más el presidente de la República francesa, que tiene los ojos de la opinión pública puestos en él, está la opción básica de no cometerlas.
En definitiva, puede que debamos convivir con esta idea de que ya nada es privado cuando llega alguien y lo publica por ti. Todos somos objetos de publicar y de ser publicados pero, en todo caso, después no nos quejemos cuando vienen las represalias.
ESTHER SOLER VÁZQUEZ
AINOA POVEDA GARCÍA
2ºH, PERIODISMO
Creo que los ejemplos que tratais son de diferente naturaleza, no sé si se puede llamar espionaje a lo que le pasó a Hollande, pero está claro que no se puede grabar una conversación privada entre dos personas. DE todos modos, más allá de estos casos, lo cierto es que el concepto de intimidad se está redefiniendo radicalmente en nuestra sociedad de la información
ResponderEliminarComo bien habéis dicho, los límites de la privacidad los tiene que marcar uno mismo. Nosotros que estamos estudiando periodismo debemos de tener una ética firme de cara al futuro. Un periodista debe de tener mucho cuidado a la hora de meterse en la vida personal de los demás ya que puede acarrear consecuencias legales. Es cierto también que muchos internautas utilizan las redes sociales como sus diarios, contándo y mostrando lo que hacen a lo largo del día y hay que tener mucho cuidado porque muchos usuarios son falsos y lo único que buscan es engañar, estafar o incluso intenciones peores que ya han aparecido en las noticias. Es un tema delicado con el que hay que ser cauto.
ResponderEliminarSantiago Pérez Payá, 2ºD