miércoles, 30 de abril de 2014

Y tú, ¿te ríes?

David Vern Buckley y Daniel Gómez

¿Cómo saber si un texto es serio o humorístico? ¿Qué sucede cuando ambas cosas se confunden? ¿Es posible crear textos de humor usando formatos serios?

Humor, tal y como lo define la Real Academia Española, es el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Entonces, saber si un texto es serio o humorístico parece muy fácil de distinguir, dado que si el emisor consigue despertar risa en el receptor, ya ha cumplido con su objetivo. Sin embargo, la cosa no es fácil como resultaba en un principio.

En el texto del jamaicano Stuart Hall, Codificación y decodificación en el discurso televisivo, dos términos destacaban por encima de todos: codificación y decodificación. Cuándo un emisor elabora un texto cómico, dotará al mensaje de códigos y signos que él y su receptor entienden que pueden ser motivo de risa o burla. El problema llega cuándo un receptor es incapaz de decodificar los signos correctamente. Si esto pasa, se llega a un malentendido, provocado por los diferentes significados que puede adquirir un código, puesto que la realidad en que se encuentra enmarcadas las personas probablemente sea diferente, y esto hace que ciertos enunciados no cumplan su objetivo.

Esto suele ser habitual cuándo alguien recibe un texto emitido por una persona que no comparte una cultura común. Un ejemplo muy simple, pero que muestras esto a la perfección es el siguiente. Dos amigos, Lukas, que es alemán y Carlos, que es español, van paseando por la Gran Vía. El alemán es un chico de intercambio, lleva pocos días en España, y domina medianamente bien el idioma porque lo estudió en la escuela. En un momento determinado se les cruza una persona muy fea, y el Carlos, para comentar la situación le dice a su Lukas: “es más feo que el Fari comiendo limones”. Entonces, el alemán, lejos de reírse se encuentra contrariado.
Si se tiene en cuenta la definición que se dio anteriormente de Lukas, es normal que no entienda la broma de su amigo, porque es incapaz de descodificar los códigos que vienen implícitos en el mensaje al no compartir una cultura común, dado que lo probable es que Lukas no sepa quién es el Fari. Visto esto, es normal que no pueda asociar los términos que identificaba su amigo en el enunciado, produciéndose así un malentendido.

También puede haber confusiones cuándo se usa la ironía para hacer reír. Este recurso lingüistico, que consiste en decir lo contrario de lo que piensas, es capaz de convertir la expresión más seria y normal del mundo en una explosión de carcajadas.


Por ejemplo, en la viñeta que aparece arriba, de El Roto, se observan dos personajes, uno con la sombra más grande otro. Entonces, el que cuya sombra es más pequeña, le pregunta al otro que cómo la suya es tan grande, entonces el segundo sujeto procede a decir: “Manejando los focos”. Nada nuevo ¿no? Pero si se tiene en cuenta que los focos también pueden hacer referencia a los mass media, capaces de engrandecer la imagen de una persona si consigues hacer que estos hablen de ti.

Juan José Millás, en sus artículos narra aspectos de la sociedad española desde un punto crítico e irónico.Este ejemplo lo demuestra: Hace menos de una semana, salió una columna donde Ignacio González era el blanco de su diana, con el nombre de “Una mirada turbia”. Millás habla del actual presidente de la Comunidad de Madrid hablando de que ha sido colocado sin el voto del pueblo: “Como ese hombre que aparece un día por tu casa y del que tu madre te dice: “–Desde ahora este señor será tu padre”. Compara la situación con la de la elección de Ana Botella como alcaldesa de Madrid: “Fíjense en Ana Botella, de la que un día nos dijeron: –Esta señora es vuestra alcaldesa”.

Tras todo esto, se puede sacar que el humor parte del conocimiento. Cuánto más sepas del mundo, con cuántas más culturas te empapes, más grande será la guía que tengas para descifrar los códigos más encriptados, ya sean ocultos en textos sobrios y grises, en conversaciones aparentemente normales, o en obras de arte que parecen incomprendidas. En definitiva, más armas para poder reírte.

¿Afecta la precariedad y el control de los medios de comunicación a la calidad de la información?

Con la llegada de la crisis, un fenómeno que llevaba años produciéndose se metamorfoseó en otro más sangrante, pero a la vez menos pérfido. La precarización de la profesión periodística se difuminó con la crisis, para simplemente convertirse en despidos. La sustitución de periodistas curtidos (con experiencia, años a sus espaldas y más sueldo) por becarios recién licenciados (con menos sueldo y menos derechos) dio paso al simple despido, independientemente de la edad o el sueldo.

Se podría alegar que en España existió una burbuja de medios de comunicación, pero ese argumento no tendría mucho fundamento si considerásemos que no solo tiene que haber grandes cabeceras nacionales, si no que estas pueden convivir con medios locales y regionales que se especialicen en la información más localizada. Esto no elimina el debate de si cada comunidad autónoma debe tener radio y televisión propias, pero no es el tema que nos concierne

Iñaki Gabilondo habla sobre la precariedad en su videoblog diario de El País:

Volviendo a la precarización, el que cada día haya una menor cantidad de periodistas con experiencia a sus espaldas afecta profundamente a la información que llega al consumidor final. Primero, porque nadie nace sabiendo, y un recién licenciado tiende a equivocarse. Si a esto le unimos el que dicho becario es remplazado al mes, o a los tres meses, por otro recién licenciado, el bucle se vuelve continuo.

“El periodista- generalmente muy mal pagado, no especializado, con gran presión de tiempo y con un contrato precario, temeroso de perder su puesto de trabajo- va a un lugar al que le ha citado alguien que tiene interés en hacer saber algo, toma nota de lo que le cuentan, con frecuencia no puede preguntar, resume lo más llamativo y fácil de entender, y con eso elabora la noticia” (Serrano, 2009)

El que el periodista sea un simple correveidile no es una característica incorregible. Cuanta más experiencia tiene un periodista, mejor sabrá discernir si una fuente es interesada. Si dicho periodista con experiencia es sustituido por un becario, los medios acabarán siendo simples altavoces en los que emitir propaganda

Documental "Manufacturing Consent", en el que el lingüista y activista político Noam Chomsky expone sus ideas sobre el control de los medios de comunicación (fuente: Youtube)



No solo el expulsar a los periodistas experimentados del mundo laboral afecta a la calidad de la información. También influye el hecho de que el periodismo no sea un mercado laboral limitado a los licenciados en esta carrera, y el que mucho de los licenciados acaban trabajando en otro sector. “ Se observa que los licenciados obtienen empleo, cada vez con más frecuencia, fuera del periodismo, de modo que, en mayo de 2011, solo el 14.5% de los que consiguieron contrataciones lo hizo dentro de su campo natural de actividad, correspondiendo el 85.5% de los contratos restantes a otras actividades laborales” (Díaz Nosty, 2011)

Existe otro factor que afecta a la calidad de la información, que es el del control de los medios de comunicación. Si un reducido grupo de empresas (y por extensión, las personas que las dirigen y controlan) tiene la capacidad de diseminar ideas a un gran porcentaje de la población, dichas ideas acaban convirtiéndose en predominantes, aunque estén basadas en datos parciales o directamente falsos. “Si se tiene el control absoluto de los medios de comunicación y el sistema educativo y la intelectualidad son conformistas, puede surtir efecto cualquier política (Chomsky, 1992)

En España, siete empresas son responsables de la difusión de ideas de manera masiva. Sus audiencias son lo suficientemente amplias como para erigirse en líderes de opinión. Con la prensa regional y local cada vez más reducida, las ideas de estas empresas llegan a todavía más hogares

Las principales empresas de la comunicación en España (fuente: httpcazadebunkers.files.wordpress.com201105monopolio-mediatico-peq.jpg)

Con los datos anteriores, creemos posible responder que un control excesivo y una alta precariedad laboral afectan profundamente a la calidad de la información que los medios ofrecen. Mediante el control de un número reducido de empresas, las ideas políticas de estas terminan siendo extendidas a la población, aunque no sean las más beneficiosas para la sociedad en su conjunto. Además, si los periodistas están sometidos a presión continua, no solo por los tiempos, sino también por la inseguridad de si continuará trabajando, su producción periodística se verá seriamente afectada

Bibliografía:
SERRANO, PASCUAL: Desinformación: cómo los medios nos ocultan el mundo, Ediciones Península, Barcelona, 2009.
DÍAZ NOSTY, BERNARDO: El libro negro del periodismo en España, Asociación de la Prensa de Madrid, 2011.Se puede consultar en: http://www.gadeso.org/sesiones/gadeso/web/14_paginas_opinion/sp_10000630.pdf
CHOMSKY NOAM: El control de los medios de comunicación, en su videoconferencia  Fabricando el Consenso, 1992. Se puede consultar en: http://www.cgt.info/descargas/SalaLectura/chomsky-medios-comunicacion.html

Daniel Duque Pulido
Fernando Rubio Morillo Velarde 


martes, 29 de abril de 2014

Ficción y realidad: ¿Cuál es la barrera?




Centrándonos en la pregunta que se nos planteaba a la hora de escribir este texto (¿cómo podemos separar la ficción de la realidad en la era de la información?), la respuesta no termina de poder darse con una sentencia totalmente firme y clara. Es decir, parece claro que el problema endémico en todo esto es el ansia de los medios por publicar primero que el vecino, la inmediatez que los lleva a boca de todos, y que consecuentemente reportará en publicidad gratuita y mayores ingresos. Si yo publico una “exclusiva”, sea cierta o no, se va a hablar de mí, por lo que voy a vender más. A fin de cuentas, en los tiempos que corren, ¿que son los medios de comunicación sino un negocio más?
Esto nos lleva a echar la vista atrás, hacia los valores más primitivos de lo que el periodismo debería ser. Según la UNESCO, hay nueve principios básicos que todo periodista debería cumplir:
1)      El derecho del pueblo a una información verídica
2)      Adhesión del periodista a una realidad objetiva
3)      La responsabilidad social del periodista
4)      La integridad profesional del periodista
5)      Acceso y participación del público
6)      Respeto de la vida privada y de la dignidad del hombre
7)      Respeto del interés público
8)      Respeto de los valores universales y la diversidad de culturas
9)      La eliminación de la guerra y de otras grandes plagas a las que la humanidad está confrontada
Por lo tanto, si yo, como periodista, decido arriesgarme a publicar una noticia que no sé si tiene o no veracidad, estoy poniendo en juego desde el “derecho del pueblo a una información verídica”, hasta la “responsabilidad social del periodista”, pasando por la “integridad profesional del periodista”. Dicho así, no parece más que saltarse un puñado de normas morales que todo miembro del oficio periodístico debería luchar por cumplir. El problema viene cuando nos damos cuenta de la repercusión que puede tener un hecho como el señalado. Lo veremos en los ejemplos de un poco más abajo: las grandes masas están sujetas a la información que los principales medios les proporcionan, y cuando esta no es verídica, el pueblo no tiene medios para contrastarla.
Como venimos comentando, herramientas como Twitter no ayudan precisamente a que la veracidad prime sobre la inmediatez a la hora de tratar noticias. El emergente “periodismo ciudadano” (movimiento periodístico en el que son los propios ciudadanos quienes se convierten en informadores) ha acortado los plazos en el tratamiento de la información, haciendo que, si un medio no lo publica “al momento”, vaya a haber alguien que lo haga por cuenta propia, haciendo que los medios que lo publiquen posteriormente vayan ya “a la cola”. Esto está dañando al periodismo actual, básicamente, porque está forzando a los medios a publicar noticias que no han tenido tiempo de ser contrastadas por más de una fuente fiable, es decir, noticias que corren el riesgo de ser ficticias, pero que son sacadas a la luz por miedo a que otro medio lo haga antes y se cuelgue el cartel de “aquí lo dijimos primero”.Por poner un ejemplo reciente: en un accidente ferroviario como el del pasado 24 de julio en Santiago, cualquier ciudadano de a pie que se encuentre en la zona podrá publicar en su cuenta de Twitter lo que ha ocurrido de manera breve, incluso podrá adjuntar alguna foto hecha con su teléfono móvil. ¿Qué hacen muchos medios? Una vez ven uno, dos, o tres tweets similares, publican. Debido a esto, venimos viendo numerosos “patinazos” (especialmente en medios digitales), ya sea por noticias que no eran lo que parecían, o simplemente por bromas organizadas en algunos foros de internet.
¿Qué puede hacer entonces el ciudadano medio para saber si puede fiarse de una noticia que ve publicada en un medio de cierta importancia? Lo más apropiado, creemos, es:
1.      Esperar a que más de un medio se haga eco de dicha información, especialmente los más destacados y, supuestamente, fiables, además de confiar en que la información haya sido concienzudamente contrastada y verificada por más de una fuente fiable y cercana a la noticia.
2.      Las confirmaciones oficiales son la guinda al pastel de la noticia, lo que, en el 99% de los casos, nos puede permitir estar seguros de que lo que tenemos frente a nuestros ojos, es realmente lo que está pasando.
3.      Evitar dejarnos llevar por la fugacidad que redes sociales como Twitter prestan a la información.
4.      Si hay que dejarse llevar por la emoción del momento y confiar en una exclusiva, mejor de un periodista reputado y con una buena cartera de fuentes, que nos suela proporcionar información verídica y de calidad, que de un becario de un medio sin mucha repercusión.



Pasado y presente
La mezcla de ficción e información no es algo actual, y hace años que se demostró el gran poder que tienen los medios. Seguro que todos recordareis el caso de “Operación Palace”, un programa emitido en La Sexta en el que se analizaba una teoría sobre el golpe de estado del año 1981 con testimonios de personas que participaron en él. Al finalizar el programa se comunicó a los espectadores que todo era mentira. Esto creó un gran revuelo, y mucha gente criticó a Jordi Évole por la creación de este programa. Sin embargo, lo único que quiso hacer el famoso presentador fue demostrar que las personas nos creemos todo lo que dicen los medios:
  


Pues bien, en el año 1938, Orson Welles, un conocido actor estadounidense, adaptó el libro de H.G. Welles “La Guerra de los Mundos” al formato de un noticiario, y lo retransmitió a través de la radio. El programa empezaba así: “Señoras y señores, les presentamos el último boletín de Intercontinental Radio News. Desde Toronto, el profesor Morse de la Universidad de McGill informa que ha observado un total de tres explosiones del planeta Marte entre las 7:45P.M. y las 9:20P.M”. Después de este programa cundió el pánico en Nueva York y Nueva Jersey, y se demostró el gran poder que ya tenían los medios de comunicación de masas a principios del siglo pasado:


Los reyes de la especulación: La prensa deportiva
Si hay algo que caracteriza a los medios de carácter deportivo es la búsqueda de rumores y su publicación como exclusivas. En la búsqueda de ser los primeros en publicar algo creen lo primero que ven, para luego poder utilizar el ya famosísimo “Como ya adelantó Marca (o cualquier otro periódico deportivo)”. Sobre todo destaca el caso de los fichajes, que nos amenizan todos los veranos con rumores de idas y venidas, portadas con fotomontajes y falsas confirmaciones oficiales. Por supuesto, muchos de estos rumores nunca llegan a confirmarse, y dan lugar a portadas tan curiosas como estas:




Uno de los casos más sonados

El jueves 24 de enero de 2013, “El País”, uno de los periódicos más importantes de España, publicó en su portada una imagen en la que se veía a un supuesto presidente Chávez siendo tratado de la grave enfermedad que sufría. A las pocas horas descubrieron que la imagen era totalmente falsa, por loque se paralizó la distribución del periódico, que no se pudo encontrar en muchas partes de España. La foto había sido suministrada por la agencia Gtres Online, y sin más confirmación los directores del periódico la dieron por buena. Después de eliminar la imagen el periódico tuvo que publicar un comunicado que acababa de la siguiente manera: “EL PAÍS pide disculpas a sus lectores por el perjuicio causado. El diario ha abierto una investigación para determinar las circunstancias de lo sucedido y los errores que se hayan podido cometer en la verificación de la fotografía. Gtres Onilne es una agencia gráfica con la que EL PAÍS trabaja desde hace varios años y que representa en España a otras agencias internacionales”. Como se ve en este párrafo la responsabilidad del error fue adjudicada a la agencia, y no a ellos mismos, cuando deberían haber confirmado la veracidad de la foto como se hace con cualquier información que llega a la redacción.





Conclusión
Desde que existen los medios se ha mezclado la información con la ficción. Algunas veces (como el caso de Orson Welles) con intención de entretener, y otras con intención de engañar a la gente y conseguir un público que de por sí no tendrían o por desinformación de los propios profesionales. Estas son las ocasiones en las que se debería respetar tanto al público como a la ética que tiene que tener un buen periodista, analizar más en profundidad lo que se publica y confirmar que toda la información es veraz. Actualmente los medios son un negocio, pero que está compuesto por profesionales en los que deben primar los valores profesionales ante cualquier intención de lucro o poder.

Fuentes:
 


Alejandro Díaz-Agero Castañón
Iván de la Morena Maza
2º H