martes, 10 de junio de 2014

Y tú, ¿te ríes?

David VernBuckley y Daniel Gómez

¿Cómo saber si un texto es serio o humorístico? ¿Qué sucede cuando ambas cosas se confunden? ¿Es posible crear textos de humor usando formatos serios?

Humor, tal y como lo define la Real Academia Española, es el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Entonces, saber si un texto es serio o humorístico parece muy fácil de distinguir, dado que si el emisor consigue despertar risa en el receptor, ya ha cumplido con su objetivo. Sin embargo, la cosa no es tan fácil como resultaba en un principio.

Hay dos teorías predominantes para explicar el uso del humor en el lenguaje: la semántica en los esquemas de Raskin y la teoría de la relevancia en los esquemas de Curcó.

Los esquemas de Raskin buscan un modelo formal para averiguar qué combinaciones dan lugar a estructuras humorísticas y cuáles no. Al final, da con dos tipos de comunicación, Bona Fide y Non Bona Fide; en castellano, de buena o mala fe. En la segunda es donde podríamos encontrar el chiste porque a diferencia del primero, no cumple el Principio de Coperación de Grice, formando así una variación del lenguaje. Raskin habla un texto como chiste o broma si cumple dos condiciones: ser compatible parcial o plenamente con dos esquemas diferentes; y que los dos esquemas tienen que oponerse

Curcó, para hablar del humor, habla la incongruencia de Forabusco de 1992: “Un estímulo es incongruente cuando difiere del modelo cognitivo referente”. Añade además, que la incongruencia no es un mecanismo en sí mismo para la creación de humor, pero que ayuda. Y no es el único que tiene está opinión, ya que también lo comparte Francisco Yus Ramos.

La incongruencia es algo muy usado en las series de televisión, sobre todo en las sitcoms americanas. Por ejemplo, en uno de los capítulos de la serie animada Padre de Familia hacen una representación de como llegó Jesucristo al mundo, de una forma un tanto peculiar. Según la serie, antes de María hubo otra mujer que quedó embarazada por la gracia de Dios, pero como bebía, el niño salió algo tocado. ¿Será eso cierto? Por lo menos, la Biblia así no lo cuenta, pero... ¿esta nueva versión hecha por la serie animada no estará violando la Máxima de Verdad de Grice?


Curcó habla también de los mecanismos de interpretación humorística, es decir, procesos cognitivos asociados al humor. Para Curcó, contradiciendo a Raskin, el humor no es una variación del lenguaje ya que muchas veces sale utilizando el lenguaje cotidiano.

Para entender esto mejor vamos a analizar esta oración extraída de la obra de Miguel Mihura,  La Guerra:

  • René dirigiéndose a Lilián: “Tengo que ir a la guerra con unos amigos”
¿Guerra, amigos? Parece que se va  a tomar unas cañas. Aquí se produce una incongruencia. Para todos, una guerra simboliza destrucción, muerte, caos… Sin embargo, Mihura lo trata de una forma que parece absurda, como si fuera una simple excursión de amigos. Este choque entre lo que en un principio creemos que es, y lo que realmente es, genera humor, porque se convierte en una situación absurda que resulta cómica.

Es muy importante hablar sobre el jamaicano Stuart Hall, y su texto Codificación y decodificación en el discurso televisivo, dos términos destacaban por encima de todos: codificación y decodificación. Cuándo un emisor elabora un texto cómico, dotará al mensaje de códigos y signos que él y su receptor entienden que pueden ser motivo de risa o burla. El problema llega cuándo un receptor es incapaz de decodificar los signos correctamente. Si esto pasa, se llega a un malentendido, provocado por los diferentes significados que puede adquirir un código, puesto que la realidad en que se encuentra enmarcadas las personas probablemente sea diferente, y esto hace que ciertos enunciados no cumplan su objetivo. 

Esto suele ser habitual cuándo alguien recibe un texto emitido por una persona que no comparte una cultura común. Un ejemplo muy simple, pero que muestras esto a la perfección es el siguiente. Dos amigos, Lukas, que es alemán y Carlos, que es español, van paseando por la Gran Vía. El alemán es un chico de intercambio, lleva pocos días en España, y domina medianamente bien el idioma porque lo estudió en la escuela. En un momento determinado se les cruza una persona muy fea, y el Carlos, para comentar la situación le dice a su Lukas: “es más feo que el Fari comiendo limones”. Entonces, el alemán, lejos de reírse se encuentra contrariado.
Si se tiene en cuenta la definición que se dio anteriormente de Lukas, es normal que no entienda la broma de su amigo, porque es incapaz de descodificar los códigos que vienen implícitos en el mensaje al no compartir una cultura común, dado que lo probable es que Lukas no sepa quién es el Fari. Visto esto, es normal que no pueda asociar los términos que identificaba su amigo en el enunciado, produciéndose así un malentendido.

También puede haber confusiones cuándo se usa la ironía para hacer reír. Este recurso lingüistico, que consiste en decir lo contrario de lo que piensas, es capaz de convertir la expresión más seria y normal del mundo en una explosión de carcajadas.


Por ejemplo, en la viñeta que aparece arriba, de El Roto, se observan dos personajes, uno con la sombra más grande otro. Entonces, el que cuya sombra es más pequeña, le pregunta al otro que cómo la suya es tan grande, entonces el segundo sujeto procede a decir: “Manejando los focos”. Nada nuevo ¿no? Pero si se tiene en cuenta que los focos también pueden hacer referencia a los mass media, capaces de engrandecer la imagen de una persona si consigues hacer que estos hablen de ti.


Aunque hay que tener cuidado, porque como dice la lingüista Iglesias Casal la comunicación verbal de carácter lúdico-humorístico "no representa nunca un apacible juego de codificación y descodificación por turnos; implica un proceso activo y reactivo, un intercambio simultáneo de significados, intenciones y efectos", tal y como se explicaba en los modelos de Raskin y Curcó.

Tras todo esto, se puede sacar que el humor parte del conocimiento. Cuánto más sepas del mundo, con cuántas más culturas te empapes, más grande será la guía que tengas para descifrar los códigos más encriptados, ya sean ocultos en textos sobrios y grises, en conversaciones aparentemente normales, o en obras de arte que parecen incomprendidas. En definitiva, más armas para poder reírte.

Bibliografía:
  • Stuart Hall, Codificación y decodificación en el discurso televisivo.
Webs de interés: 

  • http://retorica.librodenotas.com/Recursos-estilisticos-semanticos/humorismo-o-jocosidad
  • http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/17/17_0633.pdf
  • http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/14244/1/04_Azmy_Gamal.pdf


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