Tradicionalmente se
considera que la información y la argumentación son cosas contrarias.
Sin embargo podemos considerar por una serie de motivos que
la información es una parte muy importante de la argumentación.
En primer lugar la información puede ser usada como materia
prima de la argumentación. Si en un país sube el precio de la leche, y los
medios informan de que una enfermedad está matando a las vacas dicha
información puede ser usada para argumentar que el motivo de la subida de la
leche no es que nadie esté especulando con ella, sino que se debe a causas
naturales. Una vez una sociedad conozca una información será más fácil utilizar
dicha información como argumento. Además, muchas veces no es necesario que
dicha información sea posteriormente empleada para sostener un argumento, sino
que muchas veces es la propia gente la que relaciona los hechos, estableciendo
relaciones de causa y efecto.
En segundo lugar, los medios seleccionan la información y la
jerarquizan, lo cual puede considerarse un acto argumentativo. Si los medios
ponen la muerte de una mujer de Segovia a manos de su pareja en portada y
relega a las páginas de interior la muerte de un africano a manos de la policía
están dando a entender que este primer hecho nos debería interesar más. Si bien
los signos pueden interpretarse de distintas maneras. Se podría interpretar que
la muerte de la mujer es más grave por el hecho de ser española, o en el caso
de un medio feminista por el de ser mujer muerta a manos de su pareja, mientras
que en un diario de Segovia el fundamento probablemente sería el de ser
segoviana. Aquí vemos el gran problema de la diversidad de formas en que pueden
ser interpretados los signos, un periódico feminista podría publicar la muerte
de la mujer en portada queriendo transmitir que la violencia de género es algo
terrible, pero un lector africano lo que podría interpretar es que la vida de
una blanca vale más que la de un negro. En cambio si un periódico dedicado a
las minorías raciales diese prioridad a la noticia del negro muerto a manos de
la policía una lectora feminista podría interpretar que está leyendo un medio
machista que valora más la vida de un hombre que la de una mujer. Cada medio se
basa en unos fundamentos para interpretar y seleccionar la realidad, e independientemente
de que sus fundamentos sean interpretados de forma correcta o incorrecta mediante
dichos fundamentos nos transmiten una forma de ver la realidad.
Aquí observamos un ejemplo de lo dicho anteriormente. El 11 de Marzo de 2013 vemos como todos los periódicos ignoraron en sus portadas el aniversario del 11M menos uno, que podéis imaginaros que era el Mundo, siendo obvio en que fundamento se ha basado para ello.
Aquí vemos otro ejemplo. En el caso de la guerra civil Siria
vemos como dos periódicos españoles informan sobre ella basándose en distintos
fundamentos. El País es un diario que le da gran importancia a la política
internacional y por tanto informa sobre la guerra de Siria centrándose en la
importancia internacional del conflicto. En cambio, La Gaceta es un diario
católico e informa de la guerra centrándose en las consecuencias que ésta tiene
para la población cristiana que allí vive.
Otro aspecto importante es el de las diversas capas de
significado. Un gato es un gato, pero a su vez es un felino, un mamífero, un
vertebrado, un animal, un ser vivo… Los medios juegan bastante con las diversas
capas de significado a la hora de transmitir una idea a su público. Un caso muy
interesante es el de la inmigración subsahariana en España. El significado
“Subsahariano” entra dentro del significado “persona” y podemos observar como
unos medios se refieren a quienes emigran a España como “subsaharianos” o como
“personas”, lo cual no es un hecho casual, cuando un medio se refiere a ellos
como “personas” está destacando aquello en lo que lo que nosotros los europeos
somos iguales a ellos, en que ambos entramos dentro del significado “persona”,
en cambio un medio que los define como “subsaharianos” está destacando lo que
nos separa, que ellos no entran dentro del significado “europeo”. Llamarlos
“personas” busca provocar solidaridad en el público mientras que llamarlos
“subsaharianos” no la provoca.
También cabe mencionar el caso de los “remake”. La palabra
“remake” se utiliza para referirse al uso de un mismo esquema en películas y
series de televisión, pero aparte de ello en la información política también
podemos ver “remakes”, por ejemplo podemos considerar que las protestas
venezolanas son un “remake” de las ucranianas. El “remake” puede servir como
una forma de argumentación, por ejemplo si están habiendo revueltas en un país
y el medio está interesado en que la gente de su país las apoye, pero dichas
revueltas no cuentan con el apoyo de la sociedad, el medio puede presentarlas junto a otras
revueltas que la sociedad si apoye, puede presentarlas los telediarios en las
páginas del periódico a unas después de las otras, de modo que el público
recibe el mensaje de que ambas son al menos parecidas.
Finalmente, es muy interesante en cuanto a la información
política el debate de si el lenguaje es algo fijo o algo libre. Se argumenta
que la relación entre significante y significado es arbitraria, puesto que los
limones se llaman así únicamente porque existe un consenso de que ese es su
nombre, pero sería perfectamente posible que mañana se les llamase “naranjas”,
sin embargo al ser el lenguaje algo que empleamos para que nos entiendan no es
muy recomendable pedirle al frutero que te de una manzana si lo que quieres
comprar es un limón. Cuando existe mayor libertad para establecer relaciones
entre significados y significantes es cuando surgen realidades nuevas, en cuyo
caso su creador puede ponerle a esa realidad que él ha creado el nombre que
quiera. Ejemplo de ello es el caso de la literatura, donde un autor elige el
título de su libro y todo el mundo suele llamarlo así, con la excepción de las
traducciones que se hagan en los distintos idiomas. En cambio la política es
una excepción a esta regla. En la política siempre están surgiendo nuevas realidades
(creación de partidos políticos, atentados, revoluciones, manifestaciones…) y
es frecuente que estas nuevas realidades no sean conocidas con el nombre que su
creador les ha puesto, sino con otro. Ejemplo de ello es el caso de la política
económica del actual gobierno de España; cuando Rajoy saca una serie de medidas
económicas él las califica como “reformas económicas” y algunos medios y
periodistas las llaman también así, sin embargo otros medios y periodistas las
llaman en su lugar “recortes”. Llamarlos de una forma u otra no es casual ni
neutral, sino que podemos observar como los medios y periodistas próximos al
gobierno respetan la relación entre significado y significante que este ha
creado y las califican como “reformas económicas”, mientras que los contrarios
a este las califican como “recortes”. El motivo por el que existe esta disputa
en torno a usar un significante u otro es precisamente porque el lenguaje no es
del todo arbitrario, sino que hay significantes que guardan relación con otros
significantes. No existiría disputa ideológica ni argumentación alguna si el
dilema fuera entre llamar a las medidas económicas del gobierno “melocotones” o
“avellanas”, puesto que estos significantes no guardan relación con otros
significantes que tengan relación con la política. Por su parte el significante “reformas” está relacionado con
el significante “reformismo”, cuyo
significado es positivo para la mayoría de ciudadanos. En cambio el
significante “recortes” está relacionado con el significante “recortar en
sanidad”, “recortar en educación”, significados nada agradables para la mayoría
de ciudadanos. En este caso también se da la cuestión de las diversas capas de
significado. Se puede considerar que los recortes entran dentro de las reformas
económicas, son un tipo concreto de reformas económicas. Otro tipo de reforma
económica sería subir los impuestos a las grandes fortunas, de modo que cuando
un medio se refiere a las medidas económicas de Rajoy como “recortes” está
especificando que dentro de todas las posibles reformas económicas está
realizando un tipo concreto. Por otro lado un medio que use el significante
“reformas económicas” se quedará en una capa de significado muy superficial, no
concretando si las reformas económicas llevadas a cabo son recortes en sanidad y
educación, subida fiscal para las grandes fortunas, subida del IVA…
RT "reformas"
RT "recortes"
Javier Leal Lopez
Muy interesante los argumentos que habeis utilizado para sostener que la argumentación y la información deben ir unidos. Con respecto al segundo tema creo que no debemos olvidar que , como todo en esta vida, hay posiciones diametralmente opuestas y que la labor del periodista es intentar acercarse a la más correcta. Por eso, en el último caso -donde se hablaba de recortes y reformas- podría decirse que no todos los recortes tienen que ser asociado con algo negativo porque si en algo estamos todos de acuerdo es que debe haber recortes en la administración pública o en los gastos de representación. Aunque si bien es verdad, algunos medios de comunicación usan de forma deliberada un término u otro. También es importante que no es lo mismo la opinión de un periodista que cuando se limita hacerse eco de unas declaraciones.
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EliminarEs cierto que el significado del significante "recorte" no es considerado necesariamente negativo por la sociedad, pues seguramente esta estaría de acuerdo con que se recortasen los sueldos de los políticos, sin embargo el significante en sí mismo ha adquirido una carga muy negativa.
EliminarTotalmente de acuerdo.
EliminarMuchas gracias ;)
Este post tiene muchas ideas y no necesariamente bien ordenadas. El ejemplo de las `portadas del 11M no me parece argumentativo, aunque sí refuerza una linea editorial. El porblema es que en ningún momento explicais qué entendeis por información o por argumentación.
ResponderEliminarLlamarle remake a una nueva cobertura informativa me parece banalizar demasiado el asunto. Puede haber similitudes entre las coberturas de Venezuela y Ucracia, pero ni la implicación de los españoles en cada caso es el mismo (y los medios informan para sus lectores) ni la situación es la misma.
Me gusta especialmente la parte final, aunque echo de menos un punto y aparte para deglutir mejor el párrafo. Es cierto que la selección de unos términos o de otros tiene un cierto enfoqque editorialista e ideológico, pero me pregunto si es realmente un argumento.
Se podría considerar que informar consiste en dar a conocer un hecho o realidad a terceras personas, mientras que argumentar consiste en convencer a terceras personas de algo mediante la construcción de relaciones lógicas. Informar sería por ejemplo decir que en Ucrania un tanque del ejército ha matado a cincuenta prorusos y argumentar sería decir que debido a este hecho Putin debería intervenir en Ucrania
EliminarRespecto al tema del “remake”, un ejemplo mucho más claro es el del programa “Allende no murió en vano, Venezuela se defiende” de La Tuerka, en el cual se equipara a las protestas venezolanas con el golpe de estado de Augusto Pinochet, por lo que en el título del programa se esconde el argumento de que Maduro debe emplear los medios que sean necesarios contra las protestas para evitar acabar como Salvador Allende. Un “remake” cinematográfico consiste en contar una historia muy parecida a otra, pero adaptándola a otro lugar geográfico y a sus características. En este caso La Tuerka presenta lo que sucede en Venezuela como igual a lo que sucedió en Chile, salvando las distancias tanto geográfica como cronológica. En este caso el programa es una tertulia de opinión, pero unos informativos también tienen métodos para presentar dos realidades como un “remake” en el caso de que les interese hacerlo. Lo que es cierto es que la población española es mayoritariamente favorable tanto a las manifestaciones en Venezuela como a las ocurridas en Ucrania(lo cual no quiere decir que den la misma importancia a unas que a otras), por lo que en este caso no es necesario para los medios presentar ambos hechos como similares. En cambio, si la población española fuera mayoritariamente prorusa resultaría muy efectivo equiparar ambas protestas.
Obviamente el empleo de unos términos u otros para referirnos a la misma realidad no es una argumentación directa, pero si se puede considerar como un modo indirecto y oculto de argumentar. Si se informa de que “500 subsaharianos tratan de asaltar la frontera” en ningún momento en dicha frase existe una argumentación por la cual se diga que por razones de seguridad se les debe impedir cruzar la frontera con los medios que sean necesarios, sin embargo el efecto que produce dicha frase en el receptor es que este automáticamente considere que si quiere estar seguro es necesario que se les impida entrar en el país, lo cual es menos probable que suceda si simplemente se informa de que “500 subsaharianos tratan de cruzar la frontera”. Se podría decir que el objetivo de dicho uso del lenguaje es que sea el receptor el que automáticamente después de recibirlo construya la argumentación que el medio quiere.
Yo no creo que el organizar de una u otra manera los artículos dentro de un periódico sea una forma de argumentación, sino más bien una jerarquización según importancia o temática.
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ResponderEliminarNo creo que el los titulares de los periódicos haya demasiado espacio para la argumentación, será la noticia que siga al titular la que refuerce por medio de argumentaciones la idea que se presenta en el titular. Yo creo que la argumentación es información pero también es cierto que podemos argumentar cualquier cosa si buscamos elementos que nos sirvan, de forma que aunque la argumentación sea informativa no creo que tenga la misma intención. Estoy de acuerdo con mi compañera en que la organización de las noticias en un periódico se rige por normas de jerarquización o interés general, o simplemente por lo que se crea que más fácil se va a "vender" y no que sea una forma de argumentación.
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